Quejigo

«Enciclopedia asturiana»

Quejigo

Introducción

El Quejigo (Quercus faginea Lam.) se destaca como el único representante de los árboles de hojas marcescentes en Asturias. En este reajuste, exploraremos la presencia y características del quejigo en la región, así como su importancia en el patrimonio natural desde una perspectiva cultural e histórica.

Detalles sobre el Patrimonio natural

- Ubicación y Distribución: El quejigo se encuentra principalmente en los encinares somedanos y en algunas áreas del extremo oriental de Asturias. Aunque menos común que otras especies de Quercus en la región, su presencia aporta diversidad al paisaje forestal asturiano.

- Características Físicas: Este árbol puede alcanzar hasta 20 metros de altura y se distingue por su corteza reticulado-hendida. Sus hojas, generalmente pequeñas, presentan bordes festoneados, dentados o aserrados, con dientes a menudo mucronados o pinchudos. Además, son tomentosas en el envés y marcescentes, lo que significa que se secan sobre las ramas sin desprenderse, manteniendo así una presencia distintiva durante más tiempo.

- Arquitectura Natural: Los quejigos contribuyen a la arquitectura natural de los bosques asturianos, añadiendo textura y variedad al dosel forestal. Su presencia proporciona refugio y alimento para una variedad de especies de fauna y flora, contribuyendo a la biodiversidad del ecosistema.

Importancia del Patrimonio natural desde una perspectiva cultural e histórica

Los quejigos han sido parte del paisaje asturiano durante siglos, desempeñando un papel importante en la ecología regional y en la vida de las comunidades locales. Su resistencia y adaptabilidad los han convertido en símbolos de fortaleza y perseverancia en un entorno cambiante.

Culturalmente, el quejigo ha sido valorado por sus múltiples usos, desde la madera utilizada en la construcción y carpintería hasta las bellotas que han sido una fuente de alimento para humanos y animales. Además, su presencia en los paisajes asturianos ha inspirado tradiciones y leyendas locales, añadiendo una capa de significado cultural a su importancia ecológica.

En resumen, el quejigo no solo es un componente vital del patrimonio natural de Asturias, sino también un símbolo de la conexión entre la naturaleza, la cultura y la historia de la región. Su presencia perdurable en los bosques asturianos representa un legado que debe ser protegido y valorado por las generaciones futuras.

 


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