Oso pardo
Introducción
El oso pardo (Ursus arctos) es una especie emblemática de la fauna ibérica, conocida por su aspecto macizo, orejas cortas y redondeadas, y una cola muy corta. Este majestuoso animal presenta un pelaje espeso y variable en color, aunque predominan los tonos pardo-amarillentos con patas más oscuras. Su ciclo reproductivo, marcado por la época de celo entre mayo y junio, resulta crucial para la supervivencia de la especie.
Detalles sobre el Patrimonio natural
El oso pardo habita principalmente en áreas montañosas con bosques densos y abundantes refugios. En Asturias, su presencia es escasa y localizada en la zona de bosques de montaña del suroeste de la región, con avistamientos esporádicos en las montañas del sur y sureste. Estos bosquetes y laderas montañosas proporcionan el hábitat adecuado para la alimentación y la reproducción de los osos.
Aunque son clasificados como carnívoros, los osos pardos tienen una dieta omnívora, incluyendo frutos, bayas, raíces, semillas e insectos. Esta flexibilidad dietética les permite adaptarse a diversos entornos y aprovechar una amplia gama de recursos alimenticios, lo que contribuye a su supervivencia en ambientes cambiantes.
La población de osos pardos en la región cantábrica occidental, que abarca principalmente territorio asturiano, se estima en alrededor de un centenar de individuos. Sin embargo, esta especie ha experimentado una notable regresión en el último siglo debido al incremento de la presión humana sobre su hábitat y a su baja tasa reproductora.
Importancia del Patrimonio natural desde una perspectiva cultural e histórica
El oso pardo ha sido un elemento central en la cultura y la historia de Asturias, siendo conocido por diversos nombres locales como "Albaroin" en Alto Aller y "Osu" en general. Los osos jóvenes son llamados "Esbardo" y las crías reciben el término cariñoso de "Nalgaños".
Estas denominaciones reflejan la estrecha relación entre las comunidades asturianas y el oso pardo a lo largo de los siglos. La presencia de este magnífico animal en el paisaje ha inspirado cuentos, leyendas y tradiciones locales, convirtiéndolo en un símbolo de la naturaleza salvaje y la conexión ancestral entre el hombre y su entorno.
Por tanto, la protección y conservación del oso pardo no solo es crucial para la preservación de la biodiversidad y el equilibrio ecológico, sino también para mantener viva la rica herencia cultural e histórica de Asturias.