Turberas de la Vega de Comeya
Introducción
Las Turberas de la Vega de Comeya son un tesoro natural ubicado en la región de Covadonga. Este enclave, protegido dentro del Parque Nacional y Reserva de la Biosfera de los Picos de Europa, ofrece un paisaje único y biodiverso que merece ser explorado y preservado.
Detalles sobre el Patrimonio natural
Las Turberas de la Vega de Comeya se encuentran en una depresión cerrada rodeada de laderas abruptas, con un sustrato bastante impermeable. Este poljé, cuyo eje mayor se dispone paralelo a la dirección de falla, abarca una superficie de aproximadamente 59 hectáreas y se sitúa a una altitud de 840 metros en el concejo asturiano de Cangas de Onís.
Un pequeño arroyo recorre el llano, recogiendo las aguas de las vaguadas y laderas circundantes, para desembocar en un sumidero en el extremo noroccidental de la vega. La climatología del área se caracteriza por una fuerte precipitación anual, con una distribución regular de la lluvia a lo largo de todo el año y abundante nieve en invierno. Las nieblas frecuentes en verano contribuyen a una baja insolación e insuficiencia térmica.
Desde el punto de vista biogeográfico, las Turberas de Comeya se sitúan en la transición entre territorios de influencia oceánica y áreas más continentalizadas de la Cordillera Cantábrica. La presencia de especies como Erica mackaiana y comunidades como Erico mackaianae-Sphagnetum papillosi permite su consideración como terrenos cántabro-atlánticos.
El entorno está mayormente conformado por laderas rocosas de caliza carbonífera cubiertas de aulagares de Genista occidentalis y G. legionensis. En el flanco norte del poljé, una ladera cuarcítica tapizada de brezales alberga cervunales y áreas turbosas que ascienden por las zonas con mayor escorrentía superficial. El fondo de la depresión está ocupado por pastizales encharcados, pequeñas charcas y las propias turberas de esfagnos.
Importancia del Patrimonio natural desde una perspectiva cultural e histórica
Las Turberas de Comeya representan un importante patrimonio natural no solo por su singularidad dentro del Parque Nacional de los Picos de Europa, sino también por su papel en la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas locales. Además, estas turberas son un testimonio vivo de la evolución geológica y biológica de la región a lo largo del tiempo, lo que las convierte en un recurso invaluable para la investigación científica y la educación ambiental. Su protección y preservación son fundamentales para garantizar su valor cultural e histórico para las generaciones futuras.